Personas que creen en el trabajo en equipo, la solidaridad, la fraternidad y el compañerismo. Que se han caído, pero también han aprendido a levantarse, convirtiendo sus actos y acciones en lecciones de vida.
Unellistas con ideas, propuestas y planes listos para emprender el logro de un objetivo alcanzado. Matiz de visiones secundadas por la función y tarea que recompensa su dedicada entrega.
Más que aislados reconocimientos, se trata de abonar y cultivar la tierra fértil del esfuerzo mancomunado, corresponsable que se sabe integrador, conciliador, mediador hasta negociador. Acto consciente de decidir el camino andado y por andar.
Hay expectativas, esperanzas y nuevos abordajes de la cotidianidad unellista que convocan la participación entusiasta y motivadora, que invitan a valorar la mirada de las innumerables potencialidades y fortalezas que tiene la universidad no sólo en laboratorios, infraestructuras, sino también en su talento humano.
Vaya entonces, con el reverdecer de la naturaleza que nos regala su belleza y frescura, a sumar voluntades, inquietudes y desempeños en aras de consolidar el sentido de pertinencia institucional y fortalecer el gentilicio unellista.
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