Prensa MPPEU – OPSU (23.10.12).- El sociólogo de origen puertorriqueño, radicado en Estados Unidos, Ramón Grosfoguel, visitó de nuevo Venezuela para participar en varias conferencias y conversatorios organizados por la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), espacios en los que viene haciendo un análisis crítico de los aspectos fundamentales que marcaron el fracaso del socialismo del siglo XX, sobre los errores que se cometieron para no volverlos a repetir en el siglo XXI.
“Mi temor mayor es que se recicle bajo el lema del siglo XXI todos los problemas del siglo XX, y eso puede pasar muy fácilmente y con la mejor intención del mundo, por no tener una reflexión profunda de lo que pasó con el socialismo del siglo XX”, refiere este profesor del Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de California.
A lo largo de la entrevista, Grosfoguel reflexiona sobre porqué en el siglo XXI no se puede hablar de socialismo, sino de socialismos, de la decolonización epistemológica de los pensum de las academias para alcanzar la tan anhelada transformación universitaria; de la construcción del Estado comunal, de la relación Irán-Venezuela y de lo indispensable para cualquier país socialista de diversificar su economía.
- ¿Cuáles de esos errores cometidos en el socialismo del siglo XX no podemos permitirnos repetir en el socialismo del siglo XXI?
- En primer lugar he dicho que no se puede plantear un socialismo del Siglo XXI sin una reflexión crítica y profunda del siglo XX, porque el riesgo y el peligro es que reciclemos en el socialismo del siglo XXI los problemas del siglo XX. Una de las cosas fundamentales que hay que reflexionar es todo el sistema de las relaciones entre el partido y el pueblo. El partido se veía como el epicentro que llevaba de alguna manera la verdad al pueblo y no se veía el rol activo del pueblo en la producción de la nueva sociedad. Las estructuras y mecanismos que se creaban se veían como correas de transmisión del partido, estoy hablando del socialismo nordocéntrico, más eurocéntrico, porque eso en el socialismo del sur fue puesto en cuestionamiento.
Eso lo pueden ver en el pensamiento chino, en el pensamiento del “Che” Guevara, en los movimientos indígenas, en el socialismo indoamericano, en el pensamiento socialista indígena de las Américas, en el movimiento socialista islámico, que si han puesto en cuestionamiento muchos de los problemas del autoritarismo y del eurocentrismo que había en el socialismo del siglo XX y que plantean, entonces, la necesidad de un socialismo abierto a la multiplicidad epistémica del mundo. Tenemos que pensar en el socialismo del siglo XXI como un proyecto diverso en términos epistemológicos; el socialismo de los indígenas en Bolivia será muy diferente al socialismo bolivariano y al socialismo islámico en el Líbano, en Irán o en otras partes del mundo.
Hay que pensar en el siglo XXI un proyecto que rompa con la idea de que desde una sola epistemología, en este caso el marxismo o el leninismo, se puede construir un proyecto universal global como una solución, con letra mayúscula, a los problemas de la humanidad; ese proyecto fracasó en el siglo XX. El proyecto del siglo XXI tiene que ser necesariamente de socialismo decolonial, que se ancle en la diversidad epistémica del Sur global y que tenga como proyecto socialismos, en plural, es decir, que no hay una manera o una solución a los problemas del capitalismo, del imperialismo y de la colonialidad, sino que habrán múltiples soluciones, de acuerdo a la diversidad epistémica del mundo y a las diversas historias locales, coloniales de cada lugar. La idea vieja, eurocéntrica, que desde la experiencia del proletariado europeo se construía un modelo de socialismo para todo el planeta que se supone fuera la solución, se convirtió en un proyecto imperial colonial desde la izquierda, caso del imperio soviético y eso fracasó.
- En Venezuela, los sectores de la derecha cuestionan el socialismo, plantean que se trata realmente de un capitalismo de Estado. Usted, viendo desde afuera el proceso que se gesta en el país ¿cómo lo concibe?
- Concibo lo que ocurre en Venezuela como una transición hacia nuevas formas de poder que indican y caminan en dirección a intentar superar el capitalismo y el imperialismo, pero todavía no podemos decir que se superó o que se trascendió, (pues) todavía hay estructuras de capitalismo privado, de capitalismo de Estado; y formas de producción cooperativas comunales y de poder popular que pueden llamarle socialista, todo eso coexiste en Venezuela, el problema es cuánto poder podrán obtener esas nuevas formas de poder y de producción en el futuro y hasta qué punto van a ir desplazando las viejas formas, ese es el reto. No podemos decir que Venezuela es esto o aquello, Venezuela es todavía una mezcla de todo eso y lo que habría que pensar es cómo moverse en dirección a que estas nuevas formas de poder y de decisión política y de producción vayan poco a poco desplazando a las viejas formas. No es un proceso fácil, es largo, pero para eso creo que hay mucho que aprender de las experiencias de otras partes del mundo, lo que trato de señalar es que también a nivel del proceso revolucionario bolivariano y a nivel, por ejemplo, de la Universidad Bolivariana de Venezuela, de estos nuevos espacios que se generan, debe haber un debate más profundo del que se ha dado hasta ahora sobre el problema del siglo XX y sobre ese pensamiento socialista del Sur global, que es diverso epistémicamente, nos tenemos que nutrir con eso, no seguir pensando en el socialismo desde las coordenadas de esa izquierda marxista occidental eurocentrada, tenemos que pensar el futuro y el socialismo en relación con un diálogo crítico, con una multiplicidad de propuestas que nacen desde el Sur global, porque después de todo Venezuela es un país del Sur global.
Me preocupa no ver en el proceso venezolano, al menos públicamente, una discusión profunda sobre estos temas, lo que veo es en el Presidente Chávez ideas muy importantes, por ejemplo, él ha dicho que no hay nada que los indígenas de América puedan aprender de nosotros, porque en todo caso somos nosotros quienes tenemos que aprender del socialismo indoamericano, eso es algo que apunta a lo que planteo en el socialismo diverso epistémicamente, tomarnos en serio estas experiencias y estas otras posibilidades.
El Presidente Hugo Chávez no puede hacerlo todo. El chavismo, como movimiento, no ha asumido este tipo de postulado, en muchos sentidos veo en el Presidente Chávez posturas más decoloniales que en el propio movimiento chavista, de ahí que estoy lanzando que nos tomemos en serio muchas cosas dichas por él, que van en esta dirección, pero que lamentablemente no veo que institucionalmente y estructuralmente se promueva este tipo de debate, de discusión y propuestas que el propio Presidente ha hecho (...) Veo al Presidente Chávez mucho más adelantado y mucho más socialista decolonial que el propio movimiento.
- Usted habla de que no existe un solo marxismo, sino un marxismo negro, islámico, indígena, ¿cómo llevar todas esas reflexiones a los jóvenes?
- Invitaría, por ejemplo, a organizar un congreso de marxismo decolonial o de socialismos decoloniales, que sería una discusión del siglo XXI. No hay un solo marxismo, hay muchos marxismos; en ese sentido, desde muchas epistemologías se han apropiado del proyecto marxista y lo han redefinido de manera muy diversa, porque muchos de los postulados de Marx no aplican exactamente de la misma manera a Europa que a países del Sur global, por tanto, es natural que surjan formas de marxismo y de socialismo que Max nunca pensó y que reformulan muchas ideas de Marx, porque después de todo Marx era un hombre eurocéntrico de su época.
- Durante el Gobierno Bolivariano se han creado más de 20 instituciones universitarias, ¿cómo encajar estos espacios dentro de esa concepción Pluri- Universidad de la que usted habla?
- La universidad, tal como la conocemos en el mundo, es lo que llamo la universidad occidentalizada , que es un aparato de poder global, donde en su fundamento epistemológico se privilegia el conocimiento de los pensadores hombres de cinco países del mundo: Italia, Francia , Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. Esos pensadores concibieron los problemas de esos cinco países, pero no pensaron los problemas de la humanidad; sin embargo, en esa universidad occidentalizada la pretensión es que la teoría crítica y la teoría científica social producida por estos hombres de esos cinco países sea la teoría científica aplicada al resto del mundo.
Esos cinco países representan 12 por ciento de la población del mundo, imagínate, la experiencia de cinco países nos dará la teoría científica social para explicar el resto del mundo, más provincial que eso no lo puedes tener; si vamos a crear nuevas universidades con nuevos proyectos políticos, tenemos que tener una visión crítica de ese tipo de universidad, porque de lo contrario puede pasar que el socialismo del siglo XXI esté reciclando los problemas del siglo XX con las mejores intenciones del mundo en el XXI.
Lo que planteo es salir de la uni-versidad y meternos en la pluri-versidad, donde tengamos a lo interior del fundamento epistemológico, el reconocimiento de igual a igual del pensamiento crítico, del pensamiento científico social de indígenas, de musulmanes, de negros, de una universalidad cultural y epistémica del mundo para que sea realmente universal, que ya lo universal es pluriversal.
En ese sentido, le cambiaría hasta el nombre a la institución, no le llamaría universidad, sería pluriversidad; entonces, si vamos a crear nuevas estructuras para crear una nueva sociedad en el siglo XXI tenemos que plantearnos qué tipo de estructura universitaria tendremos, ¿vamos a crear una universidad que reproduzca nuevamente ese fundamento epistemológico occidental, capitalista, patriarcal, etcétera?, donde el fundamento epistémico es una epistemología sexista racista o vamos a movernos más allá de eso y crearemos una universidad con ciencia social decolonial, con ciencias sociales universales, con humanidades pluriversales y decoloniales, donde no es una epistemología de estos cinco países que definen para el resto del mundo, sino que sería un diálogo realmente entre una multiplicidad de pensadores y pensadoras críticas de todo el planeta.
- ¿Cómo hacer en la práctica para formar jóvenes más críticos?, ¿Qué estructuras debemos romper para que eso suceda?
- Para que eso suceda tienes que crear en los centros pedagógicos universitarios, espacios de producción de conocimiento que no estén regidos por las disciplinas tradicionales de la universidad occidentalizada, por estas divisiones de departamento, de sociología, de ciencias políticas, de historia, donde separas y fragmentas todo; tiene que tener una visión más transdisciplinaria, integradora de todos estos conocimientos y que, al mismo tiempo, se plantee la apertura para poder tener en el currículo pensadores y pensadoras críticos de diversas tradiciones, Silvia Rivera Cusicanqui, que es una pensadora indígena en Bolivia, tener a Enrique Dussel (argentino fundador de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana), que aquí ha sido muy reconocido porque el Presidente Chávez ha promovido su lectura, pero por qué no entra como parte del currículo universitario, por qué no entra dentro del currículo Ali Shariati, pensador crítico del islán chiíta, de Irán.
De la misma forma que estudiamos a Marx, a Engels, al otro y a la otra, que todos vienen de Europa y nunca pensaron en nuestros problemas, Alí Shariati sí pensó en nuestros problemas del Sur global, Silvia Rivera sí piensa en los problemas del Sur global, Enrique Dussel si piensa en los problemas del Sur global, por qué esa gente no aparece en los currículo como canon de pensamiento. Hay que transformar todos esos currículos y para eso tienes que tener gente con visión decolonial, que pueda más o menos orientar, que diga qué leer y qué no leer, qué cosas puedes ir adelantando y para eso tienes que tener un diálogo al interior de los procesos populares venezolanos, porque aquí también hay pensadoras y pensadores críticos que están en espacios subordinados, que tienen mucho que aportar a la producción del conocimiento y están marginados.
- La oposición política en el país ha satanizado la relación Irán – Venezuela; por el contrario, usted habla de reforzar ese nexo y aprovecharlo más allá de los convenios de cooperación política y económica.
- Si ustedes dan el paso más allá de tener alianzas políticas internacionales y económicas, a hacer alianzas epistemológicas, éstas serán muy potentes y poderosas, porque hasta ahora no ha habido ningún país en América Latina que se tome en serio un diálogo con el pensamiento crítico del islán y eso sería muy poderoso y potente desde el punto de vista de construir polos de poder desde el Sur global, no basta con tener alianzas políticas y económicas si todavía sigues pensando con las categorías del imperio, con categorías eurocéntricas y nordocéntricas, para eso tiene que haber una ruptura epistemológica que sólo se dará a través de esta propuesta que hago de transformar los espacios de producción de conocimiento universal en pluriversal.
En esa alianza con Irán ustedes tienen la oportunidad de poder nutrirse de ese pensamiento y de esa tradición crítica radical del chiísmo, que es muy rica, muy diversa y muy interesante y que aquí se desconoce, la izquierda latinoamericana la desconoce completamente, no sólo eso, sino que en muchos sectores de la izquierda latinoamericana que reproduce un occidentocentrismo y eurocentrismo, la menosprecia y es un pensamiento radical antiimperialista, visto desde el islán. Por qué eso no se estudia como texto canónico importante en el currículo de la Universidad Bolivariana, esa es la invitación que hago, a la diversidad epistémica.
- Fortalecer la organización social para darle poder popular ha sido una constante en los programas de Gobierno del Presidente Chávez, pero cuando vamos a la práctica vemos que presenta debilidades ¿Qué hacer para acelerar el tránsito hacia el Estado comunal?
- Para eso tiene que existir un diálogo importante con los sectores populares y con esas comunidades, para que ellos mismos indiquen dónde están los obstáculos, porque eso no se resolverá burocráticamente; al contrario, la burocracia es parte del problema no de la solución. Tiene que haber una apertura a una discusión donde la gente pueda empoderarse y pueda, de alguna manera, expresar en qué consiste y sea escuchado. Que sea una propuesta de políticas públicas para empoderar a ese sector del poder popular en Venezuela. Eso sería un giro decolonial importante, que ya no sea una definición que venga de arriba sino de abajo.
- Usted plantea que en socialismo los países no pueden ser monoproductores ¿Qué orientación le da al Gobierno Bolivariano en este sentido, considerando que nuestra economía sigue dependiendo en gran medida de la renta petrolera?
- Creo que para generar en el futuro sociedades saludables tenemos que pensar en diversidad, no sólo epistemológica sino también económica, donde no dependamos de un solo producto de exportación, esa es una injerencia del imperialismo, el “Che” Guevara era fuertemente crítico de ese problema, decía: esa es una injerencia del imperialismo, que ha asignado a los países del Sur a tener que exportar un solo producto. Para romper con eso hay que diversificar las economías y eso pasa por aprovechar los momentos florecientes de ese monocultivo, para con esos recursos poder invertir en diversificar la economía. (Ser un país monoproductor) tarde o temprano termina en problema, mira lo que pasó con Cuba que se quedó en un monocultivo de azúcar; la Unión Soviética promovió eso, porque no tenía ningún interés de que Cuba se diversificara y cuando cae el bloque soviético, Cuba se quedó, prácticamente, en el aire. Digo esto porque tarde o temprano pasará lo mismo con el petróleo, o baja de precio y se desploma o van a haber nuevas formas energéticas, eso lo sabemos, se anticipa; entonces, hay que desde ya prever y aprovechar que el precio del petróleo está alto y usar los recursos para construir otras alternativas económicas, eso es descolonizar la economía también. (Fin/ Texto: Martín Emiro González /Foto: Cristofer Vargas)
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