Nosotros y nosotras, luchadores y luchadoras por la defensa de la vida, reunidos
en el
III Congreso Venezolano de Diversidad Biológica, hemos discutido en
torno a las múltiples dimensiones vinculadas a la conservación de la vida,
aportando elementos para la profundización de la lucha de los movimientos
sociales y la nueva institucionalidad, fomentando así los escenarios de enlace
organizativos, en la construcción colectiva de políticas ambientales de la
República Bolivariana de Venezuela. El rico debate que se generó durante el III
CVDB,
entre más de 3500 personas, es un valioso insumo para reforzar la
posición de nuestro país de cara a Río+20, aportando elementos para la
construcción de otra economía, basada en el respeto por la naturaleza y los
hombres y mujeres, hacia la erradicación de todas las formas de pobreza,
dominación y colonialidad; que parta de este dialogo de saberes y de la
construcción colectiva de discursos, agendas de lucha y de deconstrucción de un
sistema y una lógica de pensar agotada, responsable de la crisis ambiental
global actual.
Desde nuestras diferentes formas de pensamiento y
espiritualidades, la naturaleza constituye nuestro patrimonio natural, base de
la diversidad de conocimientos, culturas, formas de vida y de la soberanía de
los pueblos. La naturaleza es para nosotros fuente de alimento, de agua, de
materiales de construcción, inspiración y por lo tanto no podemos concebir un
mundo basado en su mercantilización.
El modelo de vida, producción y
consumo capitalista, está basado en la maximización de las ganancias,
mercantilizando la naturaleza y los seres humanos bajo una la lógica de progreso
y crecimiento ilimitado. Este sistema ha generado hambre, violencia y miseria,
masacrando y expulsando de sus territorios a pueblos, indígenas, campesinos y
campesinasal apropiarse de sus tierras, bienes comunes, germoplasmas,
conocimientos tradicionales y saberes, causando entre otras cosas la
desaparición de culturas ancestrales. Esta crisis no tiene solución en el marco
de los problemas estructurales generados por un modelo civilizatorio que ha
puesto en peligro la vida en el planeta, al separar al ser humano de la
naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta que haconducido a
la destrucción de la misma.
Esta visión, que amenaza la vida sobre la
tierra, se mantiene y reproduce gracias a la adopción de un modo único de
producción de conocimiento, basado en la idea de control, sometimiento y
explotación de la naturaleza, que invisibiliza y pretende colonizar otros
saberes, racionalidades, culturas y modos de vida.
De la misma forma,
este modelo civilizatorio es mantenido por un sistema de producción y consumo de
bienes basado en la lógica del capital, que convierte todo en mercancía
intercambiable. El modelo de producción capitalista pretende sustituir las leyes
de la naturaleza por las reglas del mercado.
Este modelo, al separar a
los seres humanos de la naturaleza, nos aleja de nuestros medios de vida (agua,
tierra, alimentos, materiales de construcción, entre otros), sin dejarnos otra
opción que la venta de nuestra fuerza de trabajo, al servicio de la reproducción
del sistema, mercantilizando a los hombres, mujeres, niños y niñas; y por otro
lado, transforma a la tierra, sin gente, en mercancía, en propiedad
privada.
El capitalismo tiene efectos planetarios que generan desbalances
ecológicos a escala mundial. El cambio climático global encabeza estos efectos,
generado mayoritariamente por y para el desarrollo de una minoría, pero es
sufrido por todos los seres vivos que habitan la tierra y más intensamente por
los pueblos más pobres. El cambio climático afecta la Diversidad Biológica,
provocando cambios en la distribución de especies, en sus patrones de migración,
crecimiento y reproducción aumentando las tasas de extinción.
La
responsabilidad de esta crisis es común, pero diferenciada, es decir, no todos
tenemos las mismas cuotas de responsabilidad. Siendo los países altamente
industrializadoslos principales causantes de la crisis ambiental global. Pero
aún dentro de los países hegemónicos las principales responsabilidades están en
las élites de poder, coloniales y burguesas, con recursos y poder económico,
militar, industrial y político.
Por otro lado, los mecanismos de
conservación mundial, lejos de ser parte de la solución, afianzan el problema,
al enmascarar la reproducción del sistema, pero con una fachada verde. Así el
“desarrollo sostenible” y la proteccióndel ambiente, enarbolados en la
conferencia de Río en 1992 fue un intento por disfrazar el desarrollo que hoy
sabemos resulta globalmente inviable. Hoy Río+20 se convierte en un nuevo
intento por relanzar el agotado modelocapitalista, pretendiendo transformar la
gran crisis global en una oportunidadpara nuevos escenarios de mercado. Las
propuestas de “economía verde” son elintento de hacer perdurar un sistema en
decadencia, profundizando la mercantilizacióny la globalización de la
naturaleza.
CONTEXTO NACIONAL
Desde la República
Bolivariana de Venezuela estamos avanzando hacia la construcción de un
socialismo que combata todas las formas de dominación. Hemos dado grandes
avances en la lucha por la erradicación de la pobreza, entendida como el
resultado de esa histórica exclusión de las mayorías (pobres, mujeres y géneros
diversos, indígenas, negros, negras y campesinos, campesinas) como consecuencia
inevitable de paso arrollador del modelo civilizatorio dominante, hoy en crisis.
En este sentido reconocemos los esfuerzos emprendidos para saldar la deuda
histórica con los excluidos y excluidas, hoy protagonistas de este proceso de
transformación y construcción colectiva de una sociedad más justa y
solidaria.
Este proceso de cambio, basado en la participación protagónica
ha sentado las bases para gestión colectiva de la conservación de la vida,
haciéndonos parte a todos los sujetos y formas de pensamiento e impulsando el
diálogo de saberes entre la gran diversidad de actores, que nos lleva a
garantizar la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de esa
interacción. Estos beneficios no pueden ser entendidos como el reparto de los
productos de la mercantilización y expoliación de la naturaleza. Sino más bien,
sobre la base de los derechos de la Madre Tierra, garantizando una relación
respetuosa y armónica con la naturaleza, que debe ser construida sobre la base
de la democratización legítima de la toma de decisiones y participación
protagónica,desde el intercambio de saberes, racionalidades y formas de
vida.
En materia de conservación de la vida, la República Bolivariana de
Venezuela arranca el decenio 2010-2020 con una Estrategia Nacional para la
Conservación de la Diversidad Biológica y su Plan de Acción Nacional,
construidos colectivamente, adelantándonos cinco años a las metas del Convenio
sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas. Estos instrumentos son
nuestras propuestas en este decenio ante los enfoques y esquemas clásicos que
fueron responsables, en gran medida, del fracaso global de la meta acordada en
2002: “lograr para el año 2010 una reducción significativa del ritmo actual de
pérdida de la biodiversidad, a nivel mundial, regional y nacional, como
contribución a la reducción de la pobreza y en beneficio de todas las formas de
vida en la tierra”.
Venezuela está preparada para superar los objetivos
planteados a nivel mundial en materia de disminución de las tasas de pérdida de
Diversidad Biológica, a través metas, mecanismos e indicadores diseñados desde
la realidad nacional, contribuyendo con aportes importantes a la transformación
estructural y garantizando la soberanía, el “desarrollo humano” y la inclusión
social.
Desde el punto de vista grannacional, Venezuela ha promovido la
integración regional desde el ALBA-TCP y la CELAC, UNASUR, como mecanismos para
la integración entre pueblos hermanos.
Reconocemos nuestro Proceso
Bolivariano, como una transición, con las contradicciones implícitas en todo
proceso de cambio. Así, identificamos la necesidad de derrumbar las estructuras
del estado burgués, para dar entrada a otra institucionalidad que nos lleve a la
conformación de un nuevo Estado, del que las Comunas, los Territorios Indígenas
y nuevas áreas de conservación incluyentes que partan de la gestión colectiva de
los territorios, sean ejemplo de otras formas de relacionarnos entre nosotros y
con la naturaleza, desde el autoreconocimiento y el respeto de la madre
tierra.
En fin, nuestro proceso de cambio en Venezuela y Nuestramerica,
basado en la justicia social, hermandad y defensa de las soberanías de los
pueblos está dando la batalla contra el sistema mundo imperante. Esta lucha pasa
necesariamente por la desmercantilización y en contra la hegemonía del
conocimiento, es decir, es anticapitalista y anticolonialista. Es por ello que
ante las propuestas de mercantilización de la vida en Río + 20, declaramos
nuestro más profundo rechazo ala economía verde.
NUESTRA
POSICIÓN
- Consideramos que la economía verde es inseparable de la visión de
mercantilización de la naturaleza y por lo tanto incompatible con la visión
desde nuestros pueblos y de nuestras luchas por la defensa de la diversidad de
vida.
- Denunciamos la pretensión de la economía verde como una respuesta a la
crisis ambiental, siendo en realidad la palanca para el reimpulso de los
mecanismos de mercado a través de la infame naturalización de la ley de la
oferta y la demanda, reafirmando la causa estructural de la gran crisis
ambiental global.
- Nos oponemos a la economía verde en cuanto a su significado y trasfondos,
por lo tanto no aceptamos el disfraz de este concepto con otros nombres como
economía ecológica o economía sustentable.
- No creemos en el desarrollo sustentable. La propuesta de desarrollo
sustentable no alcanzó las expectativas generadas en el marco de la Cumbre de
Río en 1992. El supuesto equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental
no sirvió más que de plataforma para la justificación de un desarrollo basado en
la explotación de la naturaleza y los seres humanos. Hoy sabemos que el
desarrollo es globalmente inviable.
- Consideramos que la visión de desarrollo sostenible globalizado atenta
contra la propia idea de sostenibilidad. Creemos que más allá del desarrollo
sostenible es necesario cuestionar la economía basada en el neoextractivismo y
los combustibles fósiles y sus patrones de consumo y producción industrial,
además de repensar el desarrollo desde el autoreconocimiento y la
autodeterminación de nuestra felicidad hacia una felicidad colectiva.
- Denunciamos la pretensión de impulsar la economía verde en el contexto del
desarrollo sustentable como panacea de un nuevo paradigma de la economía del
capital para la “erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria, acceso
universal a los servicios modernos de energía”.
- Consideramos que la economía verde profundiza las causas estructurales de la
crisis ambiental global y que por lo tanto mantiene los lastres sociales y
culturales de la economía capitalista, manteniendo las mismas condiciones de
pobreza que pone a los más pobres en la mayor vulnerabilidad a las situaciones
de desastre. Es responsabilidad de los estados garantizar el acceso a las
viviendas para una vida digna y segura como derecho fundamental y necesidad real
de los seres humanos, respetando la soberanía y diversidad cultural de los
pueblos.
- Estamos convencidos de que la verdadera solución para detener la gran crisis
ambiental es cambiar el sistema y no disfrazar este modelo de desarrollo
depredador, colonialista y patriarcal.
- Denunciamos que la economía verde rompe con la integración de las economías
regionales, generando dependencias hacia los centros mundiales de alto
desarrollo tecnológico en la materia.
- Rechazamos la propuesta de creación de una plataforma internacional que
pretende facilitar o impulsar a los países al diseño de políticas de economía
verde y su implementación.
- Reiteramos que estimular la economía desde los grandes mercados,
industrias y corporaciones atenta contra las verdaderas economías sustentables
y sobre las soberanías de los pueblos.
- Rechazamos el patrón corporativo de producción, distribución, despilfarro y
consumo de alimentos que se basa en el régimen del agronegocio (fábricas de
animales, monocultivos, transgénicos, nanotecnologías, agrotóxicos,
agrocombustibles, vida artificial, geopiratería, entre otros), el cual
imposibilita la producción sostenible de alimentos sanos y amenaza a la
agricultura campesina, la seguridad y la soberanía alimentaria. Este patrón se
nos presenta como solución tecnológica al hambre, sin discutir las verdaderas
causas de la crisis y sus implicaciones sobre el cambio global.
- Reafirmamos el derecho a la autodeterminación, no intervención y el respeto
a la paz y la diversidad de vida de los pueblos. Desde la autodeterminación
reconocemos el derecho de los pueblos a decidir sus formas de alcanzar la
suprema felicidad social en armonía con la naturaleza y el buen vivir, sin
imposición de fórmulas de desarrollo ni paquetes tecnológicos.
- Reconocemos la necesidad de unión de nuestros pueblos, a través de nuestros
propios puentes y mecanismos de integración que no se ven reflejados en las
grandes obras de ingeniería, al servicio de la unión de los monopolios
trasnacionales y no de los pueblos y representando un grave atentado contra una
de las regiones más diversas del planeta.
- Exigimos que se respete el principio de responsabilidades comunes pero
diferenciadas y según las capacidades respectivas, el principio de
precautelativo, el derecho a la información, educación y la participación, los
derechos de los pueblos indígenas y poblaciones tradicionales, campesinos y
campesinas, el derecho humano al agua, los derechos de los trabajadores y
trabajadoras, de los migrantes, el derecho a la alimentación, a la vivienda, a
la ciudad, el derechos de la juventud y los derechos de las mujeres, el derecho
a la salud sexual y reproductiva y los derechos culturales.
- Exigimos el respeto a la diversidad de la vida en todas sus formas,
incluyendo las múltiples cosmovisiones de nuestros pueblos.
- Reconocemos la importancia del conocimiento y la información (responsable,
veraz) para la toma de decisiones desde una gestión integral y colectiva de
nuestras políticas en materia ambiental y ratificamos la necesidad de mecanismos
y voluntades que faciliten el acceso a la información en igualdad de condiciones
y con respeto a los derechos de las culturas ancestrales, entre ellos el
consentimiento libre fundamentado previo de nuestros pueblos indígenas.
- Rechazamos la intromisión en la soberanía de los pueblos a través de
programas de capacitación globales, como mecanismo de dominación, pérdida de
soberanía, desvinculación con la realidad, aplicación de metodologías
inadecuadas.
- Rechazamos la imposición de tecnologías que generen dependencia, vulneren
los métodos tradicionales y atenten contra la diversidad de vida, a través de
los programas basados en la creación y fortalecimiento de capacidades
físicas.
- Exigimos el fortalecimiento de las estrategias nacionales, regionales,
locales y comunales para la conservación de la vida, construidas de manera
colectiva desde el empoderamiento popular como mecanismo para la soberanía de
nuestras formas de vida y en contra del sistema capitalista escudado en la
economía verde.
- Reconocemos y evidenciamos el importante papel desde la organización popular
en comunidades, colectivo, comunas, mesas técnicas de agua, empresas de
propiedad social, consejos de estudiantes, comités conservacionistas, encuentros
de saberes y otras formas de organización para, enfrentar las consecuencias de
la implementación de la economía verde en nuestros mercados y generar
resistencia y alternativas.
- Alertamos que la imposición de estrategias globalizadas atenta y compromete
el futuro de la vida. La agenda de implementación para la conservación de la
vida debe provenir de la actuación y la gestión colectiva de los pueblos en
garantía de su propia soberanía y formas de vida.
- Advertimos a los estados del mundo que el intento de las Naciones Unidas de
impulsar la economía verde solo ratifica la desacreditación y desprestigio de
este órgano internacional ante los pueblos del mundo.
- Invitamos a todos los pueblos y organizaciones a cerrar filas en contra de
la economía verde.
- Acompañamos a nuestras delegaciones venezolanas, del poder popular ejecutivo
y comunal, y a otras delegaciones de países hermanos, a la Conferencia y la
Cumbre de los Pueblos durante Río+20 en la difícil, justa e impostergable lucha
que representará oponernos o rechazara la economía verde y estamos junto a ellos
en este compromiso de no vulnerar los principios de la naturaleza y de nuestros
pueblos soberanos, en estas instancias multilaterales.